Esa Brisita
Esta semana
disfrutamos, por primera vez en el 2015 del famoso “friito navideño” que tanto
anhelamos los dominicanos que soportamos 11 meses de verano de diversos grados. Llegó la tan esperada hora de desempolvar abrigos y sacar esos sweteres manga larga que languidecieron
durante un año entero escondidos en alguna gabeta sin recibir cariño.
Es impresionante
como nuestros sentidos conectan unos con otros, porque siento en mi piel ese
frío y mi mente se va lejos, a madrugadas de parrandas y villancicos con los
brindis de ponche o te de gengibre (una tradición maravillosa en via de
extincion), me transporto a caminatas matutinas en el Pico Duarte, rodeado de
gente querida o muy niño sentado en el autobús regresando del colegio
escuchando “con mi burrito sabanero de fondo” y viendo venduteros con
mandarinas que viene siendo la version criolla de frutas navideñas.
La brisa navideña
es un lujo de temporada. Si la tuvieramos siempre no la apreciaríamos ni nos
traería tantos colores y sabores. Bienvenida sea.
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