El arte de irse a tiempo

“Tengo la sensación de que el Señor me ha puesto aquí para algo corto, no más” – Jorge Mario Bergoglio (Papa Francisco) al advertir que él también podría renunciar.

 Es un dilema moderno. La ciencia ha hecho que como especie, duremos más. Los retiros están dejando a mucha gente con 30 años desocupados por delante, lo cual está generando una segunda ola de empleos de envejecientes buscando no solo ingresos para compensar su muchas veces tímida pensión, sino maneras de ocuparse mentalmente. Pero en un mundo donde llegamos cada vez a ser más ancianos, ¿cuál es el momento preciso para soltar las riendas a la generación siguiente?

Es fácil retirarse cuando está pre-convenido. ¿Pero qué sucede cuando el retiro depende de una decisión personal? Es a veces difícil tener la perspectiva necesaria para saber cuándo dejamos verdaderamente de ser un activo enriquecedor y cúando pasamos a estancar la institución a la que pertenecemos. 

La respuesta dependerá mucho de qué tanto pongamos el interés colectivo por encima de nuestros deseos de influencia y ambiciones personales, pero debemos tener presente que nuestro legado colgará de esa decisión.


Yo creo que hoy en dia nadie cuestiona lo acertada que fue la decisión del papa emeritus, Joseph Ratzinger de pasar la iglesia católica a otras manos. Al mismo tiempo es probablemente acertada la decisión de la Reina Isabel de permanecer en el trono británico. Cada caso es único, cada respuesta yace en el interior de cada líder.

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