Ese genio del marketing llamado Thomas Dewar.

La semana pasada tuve la experiencia de compartir con el Embajador mundial de la Marca Dewars, Fraser Campbell, quien vino a hablar un poco sobre la historia de la marca escocesa y la forma en que Dewars se diferencia de los demás en su proceso de producción via el añejamiento doble. Todo muy interesante si eres seguidor del Whisky, pero para mí como profesional del marketing la parte que me pareció fascinante fue la visión y las acciones de Thomas Dewar, uno de los hijos del fundador quien, mientras su padre y su hermano mayor se enfocaron en los aspectos de produccion y calidad, decidió trabajar con ventas y promoción, y lo realizó de forma tan creativa que posiblemente sea el autor intelectual de lo que hoy conocemos como marketing viral y marketing de guerrilla.

El Sr. Dewar (Lord Dewar para reconocer sus titulos de nobleza) tomó su marca local, decidió hacerla global y se la metió en el bolsillo para recorrer el mundo e informar al planeta de la existencia de este producto. En sus muy largos viajes (1892, finales del siglo XVIII donde la gente se movía en barco) este caballero tomaba botellas vacías, les ponía una carta dentro diciendo que el afortunado que la encontrara tenía unas botellas gratis del whisky y las tiraba al mar. Imagino las emociones que provocaba al afortunado que encontraba una de estas y que sería un vocero en su comunidad entera. Sobre sus viajes de dos años escribió un libro muy exitoso.

Luego, cuando el cine estaba en pañales en el 1898, consiguió crear y proyectar el primer anuncio de una bebida en la pared del edificio Pepper, en Herald Squeare en la emblemática ciudad de New York.

Se estableció por décadas en Londres, donde creó una de las primeras gigantescas publicidades eléctricas, pero mi anécdota favorita es, a su llegada a la ciudad, contrató un grupo de actores quienes iban a los diferentes bares pidiendo el whisky que en ese momento era desconocido. Al dia siguiente llegaba el Sr. Dewars a ofrecer su producto y el dueño recordaba que se un grupo se lo había pedido. Naturalmente una campaña muy agresiva que funcionó porque se trataba de un producto de calidad, porque de lo contrario hubiese sido un fracaso, los bares huebieran adquirido un inventario que nunca hubiese salido.
Otra de sus acciones innovadoras fue estampar en las ruedas de bicicletas y carretas el nombre de la marca, de forma tal que al estos pisar algun charco (Y recuerden que en Londres llueve constantemente) el vehículo iba dejando en el piso el estampado con la marca.

Al final la marca ha terminado siendo una de las más importantes del planeta, en ventas y reconocimientos.  Una muestra de lo que se logra cuando un equipo de trabajo está balanceado y se saca el máximo provecho a las diferencias individuales. Que viva la creatividad.


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